Viktor

"Creo que fue mucho mejor que estar con un profesor en el Rigshospitalet solo una hora al día. Fue muy agradable poder hablar con otros y participar en las clases. También estábamos juntos durante el recreo, aunque fuera a través del robot. Jugábamos, veíamos una película o un partido de fútbol", cuenta Viktor Lund-Vogensen.

Utilizó el robot durante un año, tanto en aislamiento domiciliario como durante hospitalizaciones. Y según su madre, poder seguir el curso escolar durante su enfermedad fue muy beneficioso:

"Antes de que nos invitaran a participar en el proyecto, estábamos preocupados por cómo gestionaríamos la educación de Viktor y si la escuela podría ofrecer clases online. Pero cuando el robot estaba en clase, Viktor lo controlaba él mismo. Los profesores ya tienen bastante que hacer, así que fue genial que él pudiera gestionarlo de forma autónoma", afirma Mette Byskov Lund-Vogensen.

Viktor regresó a la escuela tras un año y actualmente cursa 1º de ESO. Ha completado el tratamiento y, entre otras cosas, ha contribuido al proyecto de investigación expresando su experiencia con sus propias palabras, con el objetivo de ayudar a otros niños con cáncer.

"El proyecto del robot hizo que no me sintiera tan solo dentro del Rigshospitalet. Me ayudó mucho. No tuve que recibir clases extra al volver a clase, y eso me alegra. Estaba un poco atrasado a nivel académico y social, pero me recuperé muy bien. Esto ayudaría a muchos más niños, porque es difícil estar hospitalizado", dice Viktor Lund-Vogensen.

Lea más sobre la historia de Viktor y el proyecto de robots del Rigshospitalet en Via Ritzau.